Friday, October 27, 2006

Sueños de un moribundo.

Que larga se hace la espera, se eternizan los segundos, y el tiempo representa una estúpida danza ante mis ojos perplejos. Lleno de desobediencia me entretengo con un pensamiento utópico e irracional. Un idílico mundo me espera, lleno de agradables visiones, de ecosistemas surrealistas, formados por curiosas sombras espirituales con nombres de los ya mis ancestros antepasados. Por que cuando inicie el viaje, todos los demás estarán muertos y mi consagrada alma cabalgará a lomos de Iteseo, pero con aspecto angelical por el tobogán de la vida eterna.

O quizá podré convertirme en un sabio ermitaño, el guardián de la cueva donde se esconden los secretos de la libertad espiritual. O poner un balancín en el arco iris y escupirle al mundo desde mi elevada posición, en los primeros años de mi juventud halada. Tal vez, consiga que William Blake sea mi tutor, mi gurú, y pueda bañarme placidamente en los versos de sus labios. O tal vez encontrarme con algún erudito dios de la mitología griega que tantas veraniegas horas me costaron, para que en este justo momento no recuerde quien narices es el estúpido dios del sol. Si, definitivamente el nuevo mundo que me espera se me antoja mucho más divertido. Quizá por que en estas últimas y moribundas horas no me llegue ningún recuerdo que pueda forjarlo a fuego lento en mi cansado corazón. Es irónico, cuando conocí la noticia me atormente, queriendo atrapar el tiempo y encerrarlo por siempre para no irme de aquí jamás, y ahora, sin embargo temo hasta de una repentina curación que me aleje de este reino que boceto tras boceto acumulo en mi cerebro. Y se eterniza el momento...

Quizá, allí el concierto de navidad sea un karaoke y rompa yo la rutina del alabaré con un estruendo satifaction. En lugar de ser en la ciudad de las hadas y castillos en la capital de lo virtuoso instrumental, sea en un cielo de color vino, cayendo la tarde y con Jimy y Freddy en un concierto de cuerda y voz. Tal vez me encuentre a Poe fumando marihuana mientras escribe la crónica para el Times, o a Dalí inmortalizando este momento en un lienzo de algodón.

O quizá me encuentre a Basilio, y pueda retratar a mi familia, tal como hizo con Dorian Gray, y ver desde aquí como ridículamente envejecen u observar sus vergonzosos pecados. Seria divertido apostarme a Iteseo con Cervantes en una timba en la que ya hubiéramos arruinado placidamente a Lorca y a Jiménez. Un punzante dolor me arranca de mi peregrinaje por el más allá. Permanezco inmóvil en este vegetal lecho de muerte, de momento no vislumbro túnel alguno ni luz blanca, solo el oscuro rumor del dolor en mis huesos, quizá sea precipitarse al vacío pero necesito nuevamente medicación, al menos podré seguir viajando por un futuro que con la llegada de mi muerte disipe mis tormentos. Un paseito más y si hace falta voluntariamente dejare de respirar. No sé cuantas horas pasaron cuando al trote aparecieron tres figuras que poco a poco se iban clarificando. Platero con grácil paso discutía con su cómico jinete. -
No pensé camarada Groucho que fuera usted el enviado. Más atrás con un tímido andar el más bello de los minotauros se arrodilló ante mí. Marchémonos, e Iteseo emprendió el camino, una lágrima broto de forma involuntaria, cuentan que ese fue mi último suspiro en el ayer.